Pasé la noche escribiendo. ¡Esto ya es demasiado!
Ella no quiere sonreír -Los dientes se ven muy feos- dice, y recuerdas que a su edad comenzaste a pensar lo mismo... no quiero imaginar cómo llevaran esto cuando comiencen a caer sus horribles dientes de leche y entonces tenga huecos, todavía más horribles, que impedirán que de nuevo sonría.
¡Lo ha hecho! ¡Sonrió! Fue inconsciente, tiene cinco años y cuando se siente feliz lo hace, si lo recuerda de inmediato aprieta los labios y huye de las miradas adultas, la juzgan.
Me duele, me mata de terror que ese niña se parezca tanto a mi y que sus padres, como los míos, tomen su actuar cual si fuese una gracia.
Pasé la noche pensando. ¿Cuánto daño le puedes hacer a tus hijos alimentando en ellos tus prejuicios?