En tus cuencas oculares habitan flechas sigilosas, acosando, provocando una jauría de emociones que desgarran la sinuosa cárcel que es mi cuerpo. Un cortocircuito sucede en mi cabeza, no me permite saber que puedo oír y puedo hablarte. Habría podido evadir el flechazo pero olvidé el escudo con las armas, mis ojos no estaban preparados para este ataque sorpresa.
Gabriela M. Torres
Pasa de media noche, un extraño calor recorre y se va de mi cuerpo, la intermitencia me inquieta y se roba el sueño. Afuera, la lluvia grita que salga, que lleva en cada gota una cura, golpea con fuerza el cristal de la ventana, otra agobiante compañera que a veces me hace sentir intrusa. Intento ponerme en pie pero las piernas ya no responden, es como si a cada golpe de calor se fuera apagando mi cuerpo.
La lluvia se oye como mil golpes de martillo. Mi respiración se torna más agitada, se acelera por la ansiedad que provoca la sensación de mi cuerpo inmóvil. Todo se vuelve ruido en mi cabeza y cuando estoy a punto de sacarlo de ese cuarto estroboscópico en que se ha encerrado esta noche... los labios no responden, se han quedado sellados como dos pesadas lozas, las cuerdas vocales no se mueven y en la desesperación sólo puedo voltear la vista a la ventana.
Mis párpados detienen su movimiento, han dejado los globos oculares al descubierto, todo alrededor es oscuridad y la tenue luz que apenas detienen las cortinas se siente como agujas pinchando por decenas los ojos. El calor se ha quedado, aumentando a cada segundo, quemando cual hoguera cada órgano de mi cuerpo. Sólo puedo pensar en liberarme de esta prisión ardiente. En un segundo logro recuperar el control y, con la fuerza de un volcán en erupción, corro arrojándome por la ventana.
Las gotas no llegan a tocarme, se evaporan apenas saben que van directo hacia mí. Centímetros antes de estrellarme contra el suelo me invade un gélido aire que aspiro como último aliento. Finalmente se apaga el fuego y en un parpadeo me convierto en hielo. La corriente de agua sobre el pavimento enfurece con la lluvia, arrastrando cada pedazo esparcido por la calle y yo recobro la serenidad con la que me encontró la noche.
De a poco fue desprendiéndose
de aquello que era mejor olvidar,
dejando en su vida terrenal
lo que le lastimaba.
Se ha ido en silencio,
provocando un estruendo en el cielo
que emocionado la esperaba.
Se ha ido tranquila,
dijo tanto a quien supo escucharla,
a quién recibió sus bromas
y se alegró con su canto.
Se ha ido una mañana lluviosa,
se ha ido viajando ligera.
Allá le aguardan quienes extrañó,
acá deseamos,
bajo el cobijó de un mediodía soleado:
Descansa en paz, abuela.
Julio de 2018.
¿Qué no entiendes?
Que respiro de tu sangre
por rasguños si me tocas,
que no duermo si en tu mente
me desnudas y provocas.
Ven, que mi cuerpo no descansa
si no tiene tu aroma,
que mis ojos se suicidan
por no mirarte ahora...
29.07.2010.
Agonizante, desnudo mi alma para ti,
te arropo con mis sueños
esperando que duermas en mi piel.
No hay ya ataduras entre nosotros,
nos disolvemos estando juntos...
22.08.2010.
Eres mi más obscuro deseo,
mi mal sueño en la madrugada.
Eres lo que quiero y nunca busqué,
simplemente eso
complejamente todo.
Eres mi insana paz,
la inspiración que hoy no me deja dormir,
mi dolor y mi remedio.
Eres cada parte de mis más extraños pensamientos,
el calor que exhala mi cuerpo cuando estoy contigo.
Eres el vacío que me llena,
que me aterra de felicidad.
Eres cuanto pienso si te encuentras lejos,
la parte que me falta ahora
de noche
en mi cama.
31.08.2010.
TE QUIERO
en la inmensidad de tu profunda mirada,
en la superficie de tu piel sin alma,
por lo etéreo de tu sonrisa,
por la dulzura de tus palabras
cuando susurras TE QUIERO
21.09.2010 19:33
En presencia del demonio
voy a desollar cada sentimiento que aún te quede,
comeré cada suspiro y beberé todo tu dolor,
poseeré tu cuerpo hasta el hartazgo,
te haré mío de pies a cabeza,
por dentro y por fuera.
No sabrás cual es tu nombre
pues te rebautizaré en nombre de mi amor...
Él será nuestro único testigo.
24.09.2010.
Esta noche con su belleza resplandeciente
te regalo la luna
y para el vil deleite y satisfacción humanas
toma mi-tu cuerpo y haz con él cuánto te plazca,
tortura mis deseos volviéndolos tuyos
y nunca olvides que ésta luna hoy será tuya
como lo son ya cada uno de mis sentimientos hacia ti.
21.10.2010.
Las rocas han destrozado mi cabeza,
el mar arrastró mi inmundo cuerpo hacia ti
ya sin alma, ya sin vida
devoraste cada parte insana de mi ser,
descansaste en paz
yo simplemente desaparecí...
27112010.
No puedo bailar al ritmo de tu vida,
ya no escucho la exquisitez de tu sexo,
soy la nula ventaja de esta parte de tu viaje.
27112010.
¡Déjame dormir!
Extraña pesadilla recurrente,
deja de tomar mi cuerpo sin tu presencia
deja de jugar conmigo
¡Déjalo ya!
Disculpa mi insomnio que hoy perturba tu sueño.
22.01.2011.
Justo cuando todo está sobre el suelo
mis demonios escupen y blasfeman mi autoestima,
dibujan y redibujan sobre la misma hoja con un lápiz descarnado,
ahogan lo que creía merecer y nunca fue mío.
Se me escapan las ideas,
los sentidos vomitan verdades sobre mi
y me asfixian
con su insistencia que me aplasta,
convirtiéndome en un ser vil y semi humano.
Eres repugnante y perfecta,
rastro de inmunda flor en invierno,
olor de guerra y país pobre,
pútrido enjambre de hombres,
afonía del dolor inquilino de mis sueños,
pesadillas reveladas en estigmas de mi piel,
pesadumbre de palabras clavadas en el intestino,
tormentos en la noche sin luna llena,
minutas escritas con sangre del cadáver frío,
heridas sangrantes que ya no duelen,
terreno de un amor inválido que ha resucitado.
Un monstruo es débil y hermoso a mi lado
los ojos de conocidos y extraños están centrados en mi,
el asco que causa mi apariencia,
el hedor de mi ser,
me vuelven atractiva como si tuviese tres pies.
¡Ja! ya ni sentirse víctima sirve esta vez...
II
Te miro. Estás entre mis brazos. Tu cuerpo es tan bello, tan delgado y fino; tu cabello negro, como la noche que nos cobija. La luna se refleja en tus ojos, que lucen con un brillo extraordinario, tu mirada grita "¡ámame!". Mis labios rozan tu pequeña nariz y luego te besan con pasión, mi lengua abraza a la tuya mientras mis manos te quitan la ropa; mis dedos te sienten, eres tan suave y delicada. Me deslizo por tu cuello que transpira lascivia, mis labios recorren tus redondos y primorosos pechos. Siento perderme en tu figura, pero sigo bajando, probando cada milímetro de tu piel. El ritmo de tu respiración eleva tu vientre, hermosa cuna de amor, llego donde tus piernas me abren un paraíso, exquisita fuente de placer, placer que tu rostro ya no puede ocultar. Sigo mi camino por tus largas piernas. Tus manos me abrazan, mi pecho siente tus latidos fuerte, agitados... Nuestros labios vuelven a encontrarse eclipsando en un tumulto de emociones desenfrenadas. Te abrazo con fuerza y caemos en la cama amándonos con frenesí.
2007
Mamá se despertó muy temprano para escoger la mejor fruta en el mercado, cuando llegó a la casa papá estaba en la sala, ya había armado con unas mesas y unas cajas de madera el altar para la ofrenda. Mamá sacó el mantel tejido con hilo blanco que suele poner en la mesa grande para las cenas de navidad y año nuevo, alcanza a cubrir muy bien el altar que este año es bastante grande. Un olor exquisito y bastante fuerte entra desde el patio, es papá cortando las flores y deshojando algunas de cempasúchil. ¡Cómo me gusta hacer eso! el olor que queda en las manos después de arrancar los pétalos de un tajo es de mis favoritos.
Ya casi es medio día, mamá terminó de preparar la comida que más me gusta, jamás había sentido tan fuerte el olor de esas manitas de cerdo en adobo. Mamá es la mejor cocinera que jamás haya conocido, incluso mejor que la abuela de quien siempre repito el plato.
Papá casi ha terminado de hacer sus tapetes de aserrín pintado para flanquear la ofrenda, no me ha gritado para que le ayude, seguro que le dio envidia cómo quedo el de mi lado cuando hace un año me dejó hacer uno yo solito. Creo que saben que me siento cansado y por eso ni han tocado a la puerta de mi cuarto.
Está oscureciendo y papá entra sin avisar, toma mi guante favorito de béisbol y mi cuaderno de dibujos con los colores que tenía encima, sin decirle nada lo sigo hasta la sala, donde mamá está prendiendo las veladoras de la ofrenda. Prende la última vela y detrás coloca la fotografía que primero besó y acarició con mucho amor. Veo que la foto coronando la enorme ofrenda es mía, soy yo hace seis meses en mi fiesta de cumpleaños, en ese instante comprendo que aquel fue mi último cumpleaños y que éste será mi primer día de muertos.
Octubre, 2017.
