De a poco fue desprendiéndose
de aquello que era mejor olvidar,
dejando en su vida terrenal
lo que le lastimaba.
Se ha ido en silencio,
provocando un estruendo en el cielo
que emocionado la esperaba.
Se ha ido tranquila,
dijo tanto a quien supo escucharla,
a quién recibió sus bromas
y se alegró con su canto.
Se ha ido una mañana lluviosa,
se ha ido viajando ligera.
Allá le aguardan quienes extrañó,
acá deseamos,
bajo el cobijó de un mediodía soleado:
Descansa en paz, abuela.
Julio de 2018.
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