Justo cuando todo está sobre el suelo
mis demonios escupen y blasfeman mi autoestima,
dibujan y redibujan sobre la misma hoja con un lápiz descarnado,
ahogan lo que creía merecer y nunca fue mío.
Se me escapan las ideas,
los sentidos vomitan verdades sobre mi
y me asfixian
con su insistencia que me aplasta,
convirtiéndome en un ser vil y semi humano.
cuando sucede,
me gusta esta experiencia masoquista...
Ahora que lo pienso,
creo estar segura de una cosa:
Nunca fui lo suficientemente fuerte para decirme tantas cosas.
(19.11.2007)
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