En tus cuencas oculares habitan flechas sigilosas, acosando, provocando una jauría de emociones que desgarran la sinuosa cárcel que es mi cuerpo. Un cortocircuito sucede en mi cabeza, no me permite saber que puedo oír y puedo hablarte. Habría podido evadir el flechazo pero olvidé el escudo con las armas, mis ojos no estaban preparados para este ataque sorpresa.
Gabriela M. Torres
No hay comentarios:
Publicar un comentario