¡Vamos por unas putas!
Su delicadeza y su fuerza
han impactado mis ganas,
han deshechado la idea de quedarme solo.
Nadie me conoce mejor que ellas,
¡Oh, qué putas!
¡Qué deleite!
¡Qué tersura!
No es el roce de sus manos
ni su desnuda figura
¡Oh, qué putas!
Ojalá que así me oyeran
¡Vámonos por una de ellas!
Publicado en Revista La Libélula No.12
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