Displicencia

(Del lat. displicentia.)
sustantivo femenino
1 Falta de ánimo o interés en la realización de una cosa o acción, por dudar de su bondad o desconfiar de su éxito.
2 Actitud del individuo desagradable e indiferente en el trato.
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Sinónimos: desaliento, desdén, apatía, desprecio, indolencia, incomprensión, indiferencia.
Antónimos: amabilidad, agrado, complacencia, cortesía.

20140819

La Rata

Adela tenía dieciséis años cuando se enamoró de José. Se casaron entre la molestia que causó en la familia de ella, pues eran los más acaudalados del pueblo y los padres de José eran campesinos y único linaje de él. José construyó un par de cuartos con adobe y teja para llevársela con él.
Recién cumplía los diecisiete años cuando tuvo a su primer hijo. Ya para el cuarto todo era distinto, José había cambiado mucho su carácter, siempre había sido algo frío pero ahora además era violento, Adela sufrió mucho ese embarazo y a un mes de dar a luz comenzó a caerse su cabello por mechones, su piel se llenó como de escamas y aparte despedía un olor horrendo. En el pueblo decían que estaba encalabernada por culpa de su marido.
La madre de José, que vivía cerca, le contaba a su hijo lo que hacía y no hacía Adela. Una vez le dijo que agarraba el maíz para venderlo y comprar alcohol, desde entonces José cerraba el tapanco con candado para que no le robara ni una mazorca. Como su esposo le daba muy poco dinero para la comida, a veces ella no comía para que sus hijos pudieran comer bien. Comenzó a rondar un pequeño granero de sus padres que se encontraba lejos de la casa para que no pudiesen verla y así robarse un puñado de mazorcas para alimentar a sus hijos, su madre, al darse cuenta, la arrastro por el camino para que todo el pueblo viera que se había convertido en una ladrona. Por su aspecto y el actuar de su madre comenzaron a apodarle "La Rata".
Veintidós años tenía la desventurada Adela cuando murió. José notó que ya no tenía zapatos y la llevo a la capital a comprarle un par, de regreso la lluvia no le permitió al camión dejarlos más cerca, se atascó y quedó a medio camino, tuvieron que caminar y como Adela estaba embarazada lo hacía muy despacio pues se fatigaba con rapidez. La lluvia arreció y antes de llegar al río se resguardaron bajo un árbol grandote que estaba cerca del camino, ni cinco minutos tenían ahí cuando un rayo los azotó, José se pudo poner en pie y tomó a Adela de los brazos, la arrastró hasta el río y la metió al agua para sacarle la electricidad. Pasó una semana y Adela en lugar de recuperarse cada día se ponía peor, pero José se negaba a llevarla al médico, su bebé había muerto a causa del rayo y era el motivo por el que el cuerpo de Adela se deterioraba. Una fiebre incontrolable terminó de freír su corazón.

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