Displicencia

(Del lat. displicentia.)
sustantivo femenino
1 Falta de ánimo o interés en la realización de una cosa o acción, por dudar de su bondad o desconfiar de su éxito.
2 Actitud del individuo desagradable e indiferente en el trato.
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Sinónimos: desaliento, desdén, apatía, desprecio, indolencia, incomprensión, indiferencia.
Antónimos: amabilidad, agrado, complacencia, cortesía.

20140819

Taxidermia

Me gustaba ir de visita con mi tío, vivía en una vieja construcción que adecuaron como varios departamentos. Mi tío era un tipo extraño, como un vaquero perdido en la ciudad; su sombrero texano y sus botas de cuero no combinaban con el tráiler que conducía, su esposa intentaba parecer adinerada, hasta caer en lo ridículo; sus tres hijos, mis primos, eran muy pequeños y no me divertía jugar con ellos, pero ir de visita cada fin de semana a casa de mi tío me llenaba de emoción.
Un día, mientras mis primos y hermanos jugaban a la pelota, yo me senté a mitad de una escalinata de cemento y entre miradas curiosas descubrí una cortina a medio cerrar por donde se podía ver un poco del interior de aquel departamento. A los siete años y ver todo eso, tan escalofriante, en un cuarto a media luz, debe aterrar, pero yo estaba llena decuriosidad. Imaginé que ahí vivía una especie de brujo y había encantado a todos esos animales para que no hicieran travesuras mientras él no estaba en casa. En verdad quería saber qué era eso que había adentro, si era producto de un hechizo o por qué nada se movía si se veía tan vivo, ¿qué es lo que le hicieron a los animalitos?, me preguntaba.
Mis tíos no sabían el nombre de su vecino, pues no lo habían visto, sólo cuando escuchaban el ruido, o la música, o veían luces encendidas sabían que había alguien ahí. Era un hombre alto, delgado, como de unos cuarenta años y hablaba con un acento extranjero; también era un poco extraño (de diferente manera que mi tío), no vestía estrafalario pero vivía solo, entre muchos animales muertos y tenía las paredes llenas de libros. El día que lo conocí llegó con un par de costales, yo estaba husmeando por donde la cortina me dejaba ver un poco más; se paró a un lado de la escalinata, a la altura del escalón donde yo estaba, y dijo:

— ¿Sabes qué es eso que hay adentro?
—Se ven como animales, pero ¿por qué no se mueven? —Contesté yo.
Enseguida escuché la voz de mi mamá gritándome para que fuera a comer y me fui corriendo, sin esperar a que el hombre me diera una respuesta. Mientras comíamos me regañaron por andar husmeando en las ventanas de los departamentos y me advirtieron que no molestara de nuevo al vecino. Mucho tiempo después, en una plática que escuché, mi tía se quejaba porque un día el vecino dejó la cortina abierta y, al ver lo que había en el interior del departamento, mis primos se asustaron tanto que ya no querían jugar en el patio, “que es taxidermista y por eso tiene tantos animales disecados”, dijo mi tía.


Publicado en A Rostro Oculto No.2

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